Consensum

Nosotros hemos vivido la experiencia de ser parte de una empresa familiar constructora, como miembros y propietarios de la segunda generación y miembros parte de una misma familia. Estamos agradecidos por ello. A partir de esta experiencia, hemos aprendido a entender mucho mejor el complejo mundo de las empresas familiares.

Sabemos que convivir con la propia familia y, trabajar en forma simultánea, implica una convivencia y un esfuerzo de veinticuatro horas y los siete días de la semana. Objetivamente, eso no es fácil y es un desafío grande. Muchas veces, la buena comunicación es tan difícil como lo es de necesaria. Es muy importante aprender a hablar comunicarse bien, a generar espacios para poder escucharse con respeto, a no agredirse, a buscar los intereses comunes, en lugar de buscar los puntos que nos diferencian. Nuestro ego, la necesidad de creer que tenemos razón, nos puede hacer perder valiosas relaciones de familia o de trabajo. Esto se puede cambiar si tenemos la firme decisión de hacerlo.

En las empresas familiares, es necesario cambiar esta dinámica para que se pueda seguir trabajando en buenos términos, para que la empresa pueda ser rentable. Además, es imprescindible que exista armonía en los vínculos y las personas involucradas que trabajen lo hagan satisfechas y no quejándose cotidianamente. Si bien esto no es nada fácil, pero se puede lograr. 

En general, no hemos sido enseñados sobre como comunicarnos en forma asertiva, respetuosa y saludable. Y esto es un aprendizaje continuo. Algunas relaciones (somos hijos, hermanos y/o padres) son para siempre, estemos cerca o lejos. Las formas de vincularse cambian con el tiempo y eso requiere estar muy atentos y dispuestos para seguir aprendiendo del otro y viceversa.

Para lograr estos cambios Consensum puede ayudarte. Podemos acompañarte para tomar algunas de estas tres decisiones importantes.

  • Trabajar en la gestión de la empresa familiar. Esto requerirá más trabajo personal que en cualquier otra empresa no familiar.
  • Irse de la empresa familiar. Quien evalúa los pros y los contras de trabajar con la familia, puede decidir irse de la misma, por la razón que sea. Si la decisión es clara, puede ser una buena opción para poder preservar los vínculos familiares en buenos términos y evitar poner estos en riesgo.
  • Ser parte de la propiedad de la empresa familiar. Esto puede significar un importante desafío para el socio: debe aprender a trabajar como accionista responsable y hacerse consciente de todo el esfuerzo que  tuvo que afrontar el fundador y quienes lo acompañaron para llegar hasta el día de hoy. De esta forma, aprenderá a ser parte, pensando en que sus hijos y nietos algún día serán, probablemente, los nuevos socios del negocio familiar. 

Tomar en forma consciente una de estas tres decisiones puede ser una buena decisión, si es madurada, de forma tal que, quien la tome, contribuya a la rentabilidad de la empresa y a la armonía en los vínculos familiares.

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